Laia es un erizo. Tengo miedo a tocarla por si con sus esquinas me hace daño. Se suele poner de cara a la pared a las 21:19 después de inclinarse sobre el retrete tras una de sus sesiones purgativas, como ella prefiere llamarlo. La espalda se le cubre de huesos que pinchan si la tocas cuando se agacha mientras llora en la esquina. En serio, parece que su médula grita desesperada que la saquen de esa cárcel epidérmica.
Laia siempre tiene hambre de saciedad. Si le preguntas qué quiere comer, te responde que sólo quiere un plato de inapetencia. Ni quiere beber porque nota como las gotas de agua la atan al suelo, pesan y la anclan en sí misma. Siente que todo lo que recorre su tubo digestivo es una jaula. Lo que ella no sabe es que ésta vez la jaula está dentro del estómago del pájaro. Y Laia siempre quiso volar, pero a ella no le sale ser un fénix.
Tiene el esqueleto de hilo, y con él cose ayunos con filigranas de vigilia. No le dejo acercarse a la ventana por si se la lleva una ráfaga de viento. Y sólo sé que si se muere, no será de hambre. Ella nunca tiene hambre. Se lo prohibió a sí misma. Se la guarda toda en los bolsillos y la tira por el inodoro cuando no la veo. Tengo miedo de que un día se equivoque de bolsillo. Tengo miedo de que llegue el día que se equivoque y tire su vida al retrete sin que ella se dé cuenta.
Entonces yo tendré hambre de ella y me moriré de pena.
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A Laia le falta cariño...
ResponderEliminarUn beso ; )
Y eso sería muy malo. La muerte no está bien, ¿sabes? Y menos si viene por la no-hambre y la pena.
ResponderEliminarUn muáh :]
Mientras nadie tire la esperanza por el desagüe Laia tendrá posibilidades de aprender a volar, y no con las corrientes de aire si no en contra (:
ResponderEliminarUn beso
Espero que nunca se equivoque... :(
ResponderEliminarYo ayer escribí también algo sobre la anorexia, léelo si quieres :)
http://sonrisasefimeras.blogspot.com/2010/01/hambre-ardiente.html
" Entonces yo tendré hambre de ella y me moriré de pena. "
ResponderEliminarHermosa frase. Creo que Laia debería de escuchar, leer y oir continuamente tal oración pues engloba toda la ayuda que necesita, el saber que los demás la quieren tanto como para morirse al no tenerla. Que la quieren ahora y así, tal como es. Gracias por este texto.
Buff...
ResponderEliminarque estupendo y triste a la vez.
No tiene pinta de final feliz...desgraciadamente, Laia nunca comerá perdices.
Saludos desde
p s t r a n g e t o w n.
un texto precioso, muy, precioso, hilvanado con letras finas de oro del bueno :) que lo he mordido con los dientes :) un beso!
ResponderEliminarHay muchas Laias :(... la mía se llama Ana, y me da miedo tocarla por si se me rompe en las manos :(
ResponderEliminarLa verdad es que me ha horrorizado todo bastante. No me malinterpretes. No por la forma en la que está escrito, eso siempre me encanta. Si no por lo que cuenta.
ResponderEliminarAl empezar me ha parecido tan tierna la metáfora del erizo que he empezado esperando encontrarme con un texto esperanzador y al seguir me he quedado helada.
"Ni quiere beber porque nota como las gotas de agua la atan al suelo" "Y Laia siempre quiso volar, pero a ella no le sale ser un fénix"
Sigo y seguiré preguntándome cómo lo haces para conseguir que me encante algo que me horroriza tanto. Tienes un don.
:)
Muy pocas personas habían conseguido hablar[me] sobre algo que me da miedo, como es la bulimia, [porque lo que ocurre es que, realmente, me da pánico], de modo que esos pinchazos de preocupación y demás sensaciones, aunque me afectasen lo mismo,me inspirasen ternura y ganas de vaciarle el bolsillo de hambre a Laia y coserlo fuertemente.
ResponderEliminarEscribes de un modo maravilloso, te lo digo en serio :)
Hasta la desgracia tiene que ser hermosa, por eso debe existir gente como tú para escribirla.
ResponderEliminarxxx
Vaya con Laia. ¿Por qué las chicas como Laia no saben que lo mejor de este mundo, o una de las mejores cosas, es comer hasta la saciedad? Y llenar de helado y dulces ese agujero que se nos come, de vez en cuando no es tan mala idea.
ResponderEliminarPero Laia es mucho más que una chica que nunca tiene hambre porque se lo ha prohibido. ¿Por qué no se da cuenta de eso?
Tu forma de escribir es como la flauta del flautista de Hamelin.
laia necesita mucho cariño, alguien que le haga entender que eso no esta bien
ResponderEliminarpobre laia... espero que nunca se equivoque de bolsillo
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarA ella le falta el hambre de vivir.
ResponderEliminarun beso :)
Es muy lista si se prohibe a si misma tener hambre^^
ResponderEliminarprocura no perderla..
ResponderEliminarEs triste, y bonito, y ensordecedor. Si le das la mano evitarás que tire nada por el lavabo. Y si rebuscas en sus bolsillos, seguramente encuentres cosas que ha tirado al olvido. Recupéralas y pégaselas con post.its por todos lados.
ResponderEliminar(:
Siempre he pensado que volar es una mierda. ¿Qué hay ahí arriba, además de un fondo azul? Vivir aquí abajo está mejor. Al menos hace más calorcito.
ResponderEliminarDesgarrador =(
Eso es porque Laia nunca comió el mejor pastel de arándanos del mundo. Si lo probara le dolerían las púas y dejaría de ser un erizo. Y así ni ella se dolería de su pena ni quien la mira se moriría de rabia. Así habría sonrisas en lugar de vértices en la piel y platos de macarrones con queso para cenar en vez de miradas estancadas y bocas que espantan los olores a suspiros.
ResponderEliminar(doscientos ocho miaus
cariñosos)
O_O
ResponderEliminarPues yo abrazaría a Laia muy, muy fuerte, aunque sus espinas se me clavaran hasta lo más hondo. Quizá lo que necesita es una buena transfusión de cariño sincero.
Quien sabe.
=)
Me lo he leído dos veces de seguido y bien despacito porque hacía tiempo que no veía algo tan bueno que se pudiera hacer con las palabras!
ResponderEliminarSin duda, si yo fuera Laia y leyrea este texto, sería una medicina muy buena!
Te sigo!
Qué alguien ayude a Laia :(!
ResponderEliminarYo si quieres puedo regalarle una cajita llena de oxígeno para que respire aire nuevo, y ver si así deja de sentirse encerrada.
Un beso!
Dejale un lápiz y un papel en su rincón preferido, y cuando haya vomitado su malestar "palabréjico" se comerá ella sola todo un menú de 3 platos y el mundo si hace falta.
ResponderEliminarEl final es brutal. Me da pena que no pueda ser fénix,pero seguro que puede conseguirlo, seguro.
ResponderEliminargracias por las felicidades y por leerme y por acabar este texto con esas palabras.
ResponderEliminarmua
Otra cosa que me abre y me cierra los ojos.
ResponderEliminarLaia en realidad no quiere ser un fénix, y tampoco quiere volar.
Lo que quiere es despertarse un día y ver que es una persona totalmente distinta.
¿De qué sirve levantar la cabeza si lo ves todo de color gris?
Un abrazo muy fuerte.